Friday, August 14, 2009

Transformación

“La única transformación que me interesa es la transformación absoluta; aunque sea minúscula. Quiero que el encuentro con una persona o una obra de arte cambie todo.”

Estimado Santiago,
Un silencio ya casi celebrado se ha tomado el espacio que existe entre nosotros, y fundamentalmente el mundo no es sino ese espacio que existe entre los seres humanos –por eso esta idea tan popular entre los politólogos que el discurso es en si mismo el concepto de “acción” en la vida pública, la falta de (un) espacio público es precisamente lo que destruye el mundo humano –como en los movimientos totalitarios. El silencio entre personas afines es un síntoma si no de desprecio, de pena, o de una pena despreciable: la empatía de los escépticos. No tomaré el riesgo de escribir una apología de este silencio, esto sería algo bastante ridículo en mi posición; tampoco imputaré una acusación. ya que esto solo pondría en evidencia mi ignorancia, y aunque es de esta manera que se juzgan casi inequívocamente los objetos del mundo, no asumiré una posición en la que por necesidad tendría que abandonar la comunidad de pecadores, “la impaciencia es el peor de todos los pecados, incluso peor que la soberbia ”. Los textos apologéticos al estilo de Sócrates me producen una cierta desconfianza; es esa clase de enseñanza con carácter universal que se imparte a las masas ignorantes con un método ya familiar –descartar imposibilidades lógicas en un argumento racional con el fin de llegar a la verdad, incluso de modo ambiguo. Y en el gremio de los pecadores y las acusaciones me siento incluso menos cómodo, pues el único recurso estilístico disponible son las confesiones, y “toda confesión de amor es una traición ”. Si pudiera escribir bien, lo haría al estilo de Lessing y Montaigne; mi texto sería una polifonía como en una obra de teatro o una narrativa bíblica, un único personaje se desglosa en distintas máscaras pero conservando la misma voz, “para Walter Benjamin, la verdad es un fenómeno enteramente acústico, por eso para él, Adán y no Platón fue el primer filósofo” y dejando suficiente espacio libre para comentario. Lo peculiar de este lugar común no es la exposición sistemática de un tema difícil sino que algo filosóficamente interesante está “sucediendo” allí, que bien puede llevar a la anhelada suspensión del juicio, o puede bien no lograrlo –esta tarea no corresponde al escritor sino al intérprete . “No es la verdad que alguien posee o cree poseer, sino el esfuerzo honesto que ha hecho para llegar a la verdad, su búsqueda, lo que hace que sus facultades se amplíen, y es únicamente en esto que consiste la perfección. La posesión nos vuelve pasivos, perezosos y arrogantes. ” Aquí también hay un instinto narcisista de por medio, pues aunque todos los trabajos sean actos de empatía, la necesidad de conservarlos muy a pesar de la existencia de un destinatario real, nos informa sutilmente que la empatía se dirige a nosotros mismos también, ya sea a manera de consolación o de reconciliación con la historia misma que uno está contando, “todas las penas se pueden sobrellevar si uno las coloca en una historia o cuenta una historia acerca de ellas ”.
Hace poco escuché una pieza musical que me llevó a materializar las cosas que había pensado en el transcurso de las últimas semanas, pero imposibilitado para llegar a cosas concretas, “Solo me doy cuenta que el pasado es hermoso porque uno nunca es consciente de una emoción en el momento en que sucede. Ésta se expande después, y por consiguiente no tenemos emociones completas acerca del presente, sino únicamente acerca del pasado” ; esta pieza era una composición de Wojciech Kilar titulada “Love Remembered” (1.992), en ella se materializaba el presente incluso en contra de todas las prohibiciones, especialmente contra el hecho de que el amor como un sentimiento ajeno al mundo pero socializador por excelencia destruye sin piedad la continuidad del presente, y el rehusarse a destruir el presente es fundamentalmente elegir en su lugar la destrucción de la personalidad objetiva; en este proceso el ser humano se entrega al olvido de si mismo dentro de los vastos campos de la memoria en función del recuerdo. Y esto es ya en si una paradoja dentro de la composición, pues el amor es siempre un recuerdo y una referencia inmediata –“Hegel determina el ser como lo inmediato indeterminado” - a una imagen original previa al repositorio de los recuerdos, a un pasado absoluto previo a toda la experiencia terrenal; la imagen es siempre repetida y repetible en el transcurso de una vida específica u otra –no es una imagen confiable en tanto que hace parte de la inmediatez de la existencia, pero la imagen original es esencialmente y probablemente irrepetible e inalcanzable, es una objetivación total de la vida. “La existencia, a diferencia de la esencia, no es confiable… La vida existe en modo de “relación”. No posee el Ser o la nada, pero existe en relación a ambos ”. En el sentido que esta existencia o lo que hacemos en ella no es confiable probablemente no podemos madurar nuestras actitudes demasiado, y tampoco tenemos acceso a nuestra esencia en términos cuantitativos –todo lo que ella puede hacer por nosotros es validar cualitativamente un momento específico de intuición o sentimiento como absolutamente verdadero o absolutamente falso, términos inaplicables al reflejo cotidiano de nuestras actividades. Es por ello que no me siento en la obligación de disculparme por mis muchas infracciones, y mi intención abarca más la esperanza y el deseo –“el deseo intelectual es como el deseo sexual ” de comprender una situación específica y validarla como experiencia humana; mi opinión es que todos los filósofos de nuestra época han hecho lo mismo. La inmediatez de tal situación me hace pensar con gracia secular que profeso una profunda admiración por la fragilidad de los vínculos humanos… El camino del contacto cotidiano del cual solo nos quedan imágenes vagas y con frecuencia irrepetibles, pasando por el contacto casual en el cual no alcanzamos la empatía sino meramente el reconocimiento del otro –y todas las personas específicas son los otros, el principio de alteridad de Levinas; y finalmente el vínculo humano que a través del amor libera al hombre de su soledad fundamental y le entrega el mundo para su deleite y su disfrute. En el vínculo humano entregamos libremente al mundo un objeto no concreto y nos convertimos en uno con el mundo, dejando de lado las imágenes originales esenciales. “…Cuando le digo a alguien “te amo”, mi emoción se vuelve externa a mí mismo, se deja libre para entrar en la individualidad de otra persona, y puede transformar su curso en el futuro (sin importar si ese amor es aceptado o no) y al mismo tiempo transforma mi propia individualidad. Un amor específico (con contenido específico moral y emocional, con actitudes específicas y comportamientos) está relacionado a un orden del mundo objetivado, a las convenciones eróticas de la época, sus expectativas emocionales, etc. ” Los vínculos humanos al mismo tiempo destruyen el tejido del mundo, y la pregunta que me aturde es que si el amor es la fuerza socializadora por experiencia, la que nos entrega el mundo, y al mismo tiempo destruye el mundo del presente –el presente del mundo y en el que tenemos que vivir y en el cual encontramos nuestra morada temporal condicionada por la posible e ineludible muerte funciona bajo el principio de mutabilidad, mientras que la imagen previa a la experiencia concreta creada por el vínculo humano es esencial y eterna, estamos condenados al recuerdo indeterminado y nunca concretado de tal imagen. Realmente no tengo una interpretación posible que pueda salvar al vínculo humano en lo social o en lo privado sin entregarme totalmente a lo trascendental y al pesimismo cultural, o a lo trágico de la soledad fundamental –“Mi pesimismo es escandalosamente frívolo, ahora lo percibo con claridad: el hecho de retroceder se vuelve trágico; establecer mis propias limitaciones por mera pereza; decir que así las cosas no pueden seguir –solo para que así me pueda ir a dormir tranquilo, y por añadidura respetándome a mi mismo por tan sincera y profunda auto-consideración. ” Pero como dicen los Rabinos, cuando un judío no conoce la respuesta a una pregunta siempre puede contar una historia.
“Mil faltas: censurar a los otros por mis propios vicios, convertir mis amistades en aventuras, pedir que el amor incluya (y excluya) todo. ” Cuando lo conocí, establecí aún sin estar consciente de ello, dos motivos paralelos, el de la creación de un personaje y el de una vivencia cotidiana transformada en universal. Es un asunto de esencia: La legitimidad del vínculo humano reside en reconocerse con otra persona en asuntos no concretos, y para un autor no existe manera alguna de separar su acto creativo y su vida cotidiana, cuidándose siempre del peor pecado estético al que aduce Lessing –que no hay nada más fácil que representar que los extremos , por eso el pintor de la escena en la que Penteo es sensualmente devorado por su madre logrará su reflejo auténtico solamente si logra capturar el momento justo antes de ser devorado cuando los ojos de la madre son todavía amorosos y llenos de gracia. Un momento después el héroe ya estará muerto y la secuencia temporal del cuadro perderá toda capacidad de evocación. Esto me remonta a una conversación con Guadalupe sobre la pintura de Edward Hopper, el expresionista abstracto americano, cuya magia reside no en la duración de una imagen como era el caso del impresionismo francés en la que la imagen era un comentario constante a la realidad sino en la anatomía del segundo, es un momento mesiánico en el que se evita a todo costo la destrucción del presente incluso si es al precio de una soledad radical, y esta no es una soledad escogida como la del asceta o el filósofo sino una soledad impuesta con un motivo emocional negativo y una gran dificultad para hombres y mujeres en su cotidianidad.

Durante aquellos cortos momentos, horas suspendidas, en la sala de espera del vínculo humano, hubo un gran fervor y deseo en mí de aferrarme a algunas imágenes específicas que compartimos, un deseo de esencializar la imagen y remontarla a un presente absoluto. La espera humana de la intersubjetividad es siempre concreta y constante pero se refiere a algo que nunca se puede concretar, la espera es una necesidad radical que no se puede satisfacer sin trascender estructuras sociales existentes, la necesidad radical no puede ser objetivizada dentro de un índice temporal concreto o ser utilizada para restarle legitimidad a necesidades humanas cotidianas, es una necesidad constante y nunca inmanente. “Creo que aquí está la causa de la debâcle: no sólo como estudioso soy más débil de lo que pensaba –aunque esto también es posible y aun probable –sino como persona. Me hace falta algo. Me hacen falta personas –incluso necesito calor. Y el calor es algo que se genera en mí con tanta dificultad (contrariamente a la facilidad con que entablo una conversación o empiezo con cualquiera una relación superficialmente íntima) que es prácticamente imposible conseguirlo. Y lo echo de menos. No es verdad lo que voy repitiendo desde hace años: que no necesito a nadie, que puedo vivir en cualquier parte. No creo que pudiera. La cuestión es esta: ¿se podría aprovechar el malestar que siento para incrementar mi productividad? Me temo que no. Y con esto quedaría definitivamente pronunciado el veredicto. Sólo hay una cosa que no entiendo: ¿por qué me sobraban aquí Baumgarten y Leo? ¿Por qué no me ha importado que se fueran? Incluso –allá en lo hondo- hasta me he alegrado de su marcha. En realidad no son ellos a quienes estoy echando de menos. Ni tampoco a alguien determinado. Algo inconcreto. El calor. Parece que soy hasta tal punto cínico que ese calor podría venir de no importa quién. Pero algo me falta para que esto pueda realizarse; quizás que no me mostrara indiferente sólo en el sentido metafísico en lo que atañe a dónde vivo y con quienes, sino también en la realidad empírica. Pero así están ahora las cosas: en el sentido metafísico soy absolutamente desleal, apátrida, etc.; sin embargo en la realidad soy leal y apegado a la tierra. Desde luego-porque en sus relaciones externas toda persona actúa con la esencia metafísica de su ser (está bien expresado: ens realissimum) –todo el mundo se comporta conmigo como si fuera desleal; mientras en la realidad soy un enamorado leal y desdichado… ”.
Lo más radical en el cuadro de Hopper y la razón por la cual retorné a Lukács (a él me referiré en específico más adelante) en mi opinión es precisamente ese silencio, y el silencio de la intersubjetividad es siempre angustioso pero a pesar todo he logrado obtener de esas imágenes aisladas y casi alienadas de las cuales han surgido grandes ideas, y en ese sentido usted permanece para mí como un motivo estético constante, a pesar del silencio y de las vicisitudes. Empecé entonces a cuestionarme acerca de la naturaleza y efecto de su ausencia y silencio en mi vida cotidiana y el flujo entre alterar el futuro a través de la imaginación (de acuerdo a Kant la única facultad que nos puede conducir a juicios auténticos) para destruir el presente y conservar el momento Hopperiano –a la vez solitario y reparador, y mi pregunta sobre el amor en lo público y lo privado surgió a raíz de darme cuenta que su ausencia era un peso en mi cotidianidad únicamente cuando me encontraba con otras personas con las que usted pudiera ser un referente inmediato. En mi soledad, hacía parte de la comunidad imaginaria de amigos, filósofos vivos y muertos y otras experiencias siempre presentes a lo largo del trabajo y que constituían el único público aceptable de mis investigaciones. Los únicos testigos invisibles de mi creación. La pregunta tampoco halló respuesta pero el motivo estético permaneció indeleble. “Te has convertido en el motivo eterno de todos mis cuadros ”. La vivencia cotidiana se encontraba suspendida definitivamente por la ausencia de imágenes complementarias, y por el deseo frustrado de saber más, de entrar al fenómeno acústico del diálogo, del cual repentinamente fui privado; las imágenes y los cuerpos tomaron un color sepia y luego desparecieron, realmente ya no recuerdo nada sobre usted, solamente recuerdo haber capturado un solo momento repetido tal vez tres o cuatro veces sin simultaneidad alguna. Solamente ha permanecido lo no concreto, la soledad radical del cuadro de Hopper, y todo el mundo construido alrededor de aquel diálogo imposible se ha esfumado sin dejar rastros, ninguna carta o conversación específica; tal vez un diálogo indirecto conducido a través de otros canales y personas. No ha sido esto el producto de la mentira, porque incluso estéticamente la mentira es falsa, sino la ausencia de un diálogo auténtico en el que los canales del vínculo humano puedan ya sea dejarse temporalmente abiertos o cerrarse definitivamente.
Aun así me desagrada en cierta manera que sea un motivo estético y no lo suficientemente concreto- esto ya es en sí una contradicción; y eso lo ilustraré con una historia comentada: En una entrevista del año 1.964 le preguntaron a Hannah Arendt acerca de su decisión de estudiar filosofía y ella explicó que la decisión era clara desde los 14 años y la experiencia de haber leído a Kant, Jaspers y Kierkegaard; no era una decisión de simplemente escoger una carrera sino una entre estudiar filosofía y entender o arrojarse a un rio. Todos aquellos que hemos pasado por el camino de la filosofía decididamente nos hemos abstenido de arrojarnos al rio, pero aun durante y después de la filosofía (probablemente no hay un después y el antes lo omití por obligación –“un hombre de sesenta años debe tener muchas cosas que contar acerca de su vida, pero si ha sido un filósofo toda su vida se da cuenta con asombro que no tiene pasado ”- pues todos los momentos del pensamiento son presentes) uno se da cuenta que no ha entendido nada y aconseja a los demás con cierta prudencia arrogante que los más conveniente hubiera sido arrojarse al rio. Dos amigos de conversaciones intelectuales me mostraron durante la semana pasada un camino diferente; aquel en el que la persona misma se transforma en el rio pero finalmente es una aventura peligrosa porque al escoger el rio confundimos lo bello con lo estético y nos ahogamos porque la única consolación de la estética es la orientación hacia la muerte propia. El salto decisionista al rio debe ser de carácter moral, pues no existe la consciencia colectiva y cada persona debe decidir individualmente, el salto moral es la única manera para hallar reconciliación y no solamente consuelo, en haber vivido nuestras propias vidas. Ese silencio es una forma de soledad auto impuesta, y probablemente de cobardía también y de manera bilateral. Cuando negamos la trascendencia de aquellos momentos recortados de la realidad misma, seguimos el principio de los modernos de ser totalmente incapaces de trascender el presente. En ese sentido todas las experiencias fundamentales: nacimiento, libertad, amor, muerte, dolor; se convierten en imágenes inalcanzables a la experiencia y por consiguiente reemplazamos la totalidad de la experiencia por “estados de ánimo” –el presente es así emocionalmente abstracto y sensorialmente vacío. La modernidad incumplió su promesa fundamental: Aquella de crear un mundo enteramente humano a independiente de las fuerzas naturales y de Dios por medio de trascender totalmente la fragilidad de los vínculos humanos. Si negamos ese valor trascendente al acusarlo de frívolo y demasiado intelectual, “Vivo en un retraimiento frívolo, concentrándome en problemas exclusivamente intelectuales –y espero un milagro. Pero todo resulta vacío e intelectual: una premonición espiritual y no una espera abnegada y humilde. Por esto tampoco puede llegar el milagro. Siento que toda esa situación es solamente una tentativa de permanecer en lo inesencial, porque no sería capaz de vencer la desesperación que seguiría. ” nos referimos ya aquí a una noción diferente de la espera de intersubjetividad en la que la derrota es un hecho ineludible, “Quiero ser capaz de estar sola, de que me parezca reparador; no una mera espera ”. Esta soledad puede parecer en realidad demasiado frívola y narcisista, hemos seguido aquí a Sartre: las puertas del mundo se encuentran cerradas desde el principio, no hay alternativas, nada es viable y todo está por definición perdido; hemos creado el mundo desde la perspectiva unilateral de su finalidad y esto ya es una idea demasiado cristiana para mi gusto.
En las antinomias de la melancolía nos liberamos, pero no nos redimimos y realmente esta falta de concreción del objeto de búsqueda nos aísla por completo de todos los demás humanos, somos incapaces de crear lazos fuertes con el mundo –lo suficientemente fuertes para pasar por el mundo y luego salir de él para volver a entrar nuevamente; así fue que empecé a indagar sobre las posibilidades de una política radical y todas las utopías occidentales que en su aplicación en masse han resultado siempre en grandes tragedias –hombres cotidianos obligados a ser felices y libres por su propia voluntad –he aquí mi relación con Lukács y Benjamin. Probablemente la negación al sentido trágico de la individualidad radical en su relación con otros proviene de una angustia frívola también, pero cómica: Queremos permanecer solos en el infierno con la necesidad radical de la no redención, del querer estar solos pero sin esperar, sin esperanza “De la manera que Kafka lo pone, la esperanza es infinita, pero no para nosotros. Esta afirmación a Max Brod realmente contiene toda la esperanza de Kafka; es la fuente de su radiante serenidad ”. Cuando el individuo radical internaliza el infierno (que es básicamente la tierra, o la vida terrenal en la que ya no se espera –el mundo de Kafka) no se admiten compañeros de cuarto; esto lo viví yo mismo con cierta gracia irónica hace poco en compañía de algún otro personaje no inventado. Cuando una persona se arroja al rio (y especialmente cuando su motivo es negativo, es decir, meramente estético) y se entrega a lo sublime, a la experiencia directa y trágica en el sentido clásico –en el mundo previo a las palabras del dios único, el tener un compañero de habitación en ese hotel del mundo se convierte en aceptar la trivialidad del propio experimento o también en el aceptar que uno ha fallado siendo víctima de su propio invento, “el punto de Arquímedes: le fue permitido encontrarlo solo bajo la condición que lo usara en contra de sí mismo ”. La búsqueda de la transformación es legítima pero probablemente inútil fuera del agregado de todos los modos de reproducción y representación social que llamamos vida cotidiana –esto es inevitable pero como paradoja retiene cierta fuerza como recuerdo. El reflejo cotidiano –es decir, la orientación hacia lo no-extremo, en la estética de Lukács es un paso adelante en el retorno a lo concreto, algo que obviamente el propio Lukács nunca pudo experimentar en su propia vida. “De manera que, al parecer la alienación de Lukács del mundo no se debía exclusivamente al fracaso de sus relaciones con el mundo, sino que era constante aun a pesar de su gran éxito. Lukács percibía la relación ideal como una entre dos individuos que proviene no solamente del reconocimiento de las capacidades del otro en su respectivo mundo de vida –poesía, teatro, música, filosofía, etc. –sino que también se originaba a partir de una noción muy metafísica de apertura mutua. Aun así la satisfacción de Lukács con frecuencia se congelaba cuando su ideal no era afirmado en el transcurso de una relación particular. El joven Lukács con frecuencia complicaba estas relaciones al elevar a sus amigos a posiciones de estatura por encima de él mismo. Un ciclo muy claro de sobre-valoración y eventual decepción se puede encontrar en casi todas sus relaciones personales como aparece evidenciado en sus diarios y cartas ”.

Con todas estas consideraciones en base a las cuales no puedo emitir juicio alguno sea ya por ignorancia o pereza, aún me considero afortunado de nuestro breve encuentro, ha servido de puente para regresar al mundo, incluso si la casualidad de tal fortuna no sea compartida, eso es irrelevante al trabajo aquí realizado, a la semilla cultivada. Más allá del motivo estético nos encontramos navegando en la oscuridad, pero la afirmación misma del indeseable compañero de juegos en las areneras del mundo privado y selecto permanece también indeleble. Regreso a Hopper para así poder partir incondicionalmente, el silencio no lo devasta todo aunque si convierte las imágenes del cuadro en algo secundario –es como tener un cuadro habiendo perdido el lienzo pero conservando todo el mundo conceptual, el de antes y después de la creación. De la misma manera que uno escoge el rio o la persona rio, así se escoge la filosofía, o el amigo, la decisión es lo fundamental. Se pueden aprender mil cosas, aprender a escribir e incluso olvidar, pero cuando siempre se retorna al pensamiento no es simplemente un ejercicio intelectual, es una elección concreta en base a la cual nada cambia nunca –igual que la imagen esencial del no concreto aquel. No existe cuantificación alguna aquí, pues al dejarse tocar por el reflejo cotidiano y luego por el silencioso momento robado, adviene un cambio cualitativo, ya sea que se rescate el presente o la personalidad, el futuro y el pasado absolutos e inmediatos del presente aquel habrá ya cambiado para siempre. La historia personal al igual que la de la filosofía nunca puede ser vista como la acumulación de errores pasados –eso sería convertir la experiencia y la sabiduría en un proceso de reciclaje. Probablemente es la verdad, no como un agregado de argumentos, sino como un esfuerzo singular y común lo que puede salvar el momento estético de la muerte y transformarlo. La transformación va más allá de los intereses, concierne a la totalidad de la persona. No me parece que la melancolía de Lukács sea realmente contradictoria o perjudicial; es el testimonio de un esfuerzo integral y honesto que acepta la paradoja y no se niega a la espera –la fundamenta por el contrario, en todo contacto humano. Eso es precisamente todo lo que pude aprender de usted y todo lo que recuerdo: Negarse a esperar en función de una forma más elevada y menos restringida y menos mutable es una decisión sin duda valiente y típica del héroe trágico griego, pero vacía de contenido en el sentido que no es una espera ansiosa: es simplemente el carril lento de los procesos biológicos. Todo contacto humano a través del cual dejamos de estar solos con nuestros pensamientos, es una posibilidad de fundamentar la radical espera en cualquier persona sin importar las consecuencias –ya hemos externalizado el vínculo. Este es un fundamento necesariamente mediocre y absolutamente contingente, ya que involucra algo de la resignación poética de Susan Sontag, pero es esta resignación lo que nos devuelve el mundo y no permite que los vínculos humanos lo destruyan por completo ya que conservamos la referencia inmediata hacia el fracaso de todo vínculo humano. Aquellas personas que no podemos ingresar a las filas del mundo histórico porque no venimos al mundo a construir un hogar o a entregarle un hijo al mundo como conciliación entre la biología y la existencia, necesariamente permanecemos alienados en vínculos que siempre van a fluctuar entre lo erótico y lo no concreto, pues la vida como tal es imposible de objetivar o de concretar terrenalmente en esta situación. Es por eso que el proyecto de Lukács siempre frustrado, de conciliar la forma con el alma, representa el más sublime de los esfuerzos humanos, pero sin embargo debemos dejarlo de lado, porque la melancolía de Lukács sin la risa de Sontag –esa libertad de poder reírse incluso del buen dios, es la condena del aburrimiento eterno y una orientación inequívoca hacia la muerte. Esa risa, cuando compartida, es la forma más radical de transformación –en ella nos conservamos a nosotros mismos en fragmentos, a medias, y esos fragmentos nos salvan de la angustia de una imagen siempre irrepetible y al devolvernos el mundo, nos entregan una existencia temporal e incompleta, pero irremediablemente soportable. No es más sino esto, todo lo que traté de decirle mientras que todo se hundía en el silencio imposible de la reconciliación solitaria.


Ari Akermann-Amaya
Bogotá, Agosto de 2009

Tuesday, August 11, 2009

Letter from MC

"Gespräche-Begegnung"

In between so many conversations I encountered newfound stories about my life. Maybe I am as yet incomplete but I decided to become the abyss itself. Intense abyss full of unknown eventualities and perhaps of entirely different universes. The curiosity together with my search led me to you without being really conscious of what I was doing.

Thus, we live in eternal sorcery of the unconscious present. Obscure will is what has led me to envision a future, never certain but yet provoking. To lose myself with the pariahs and return back to my life, this is what I want to find. I started off with you Cynical you and then the back is never an option for someone that already held fast to the axe of time.

We are construed on mutable and selective remembrance, we are thirsty because of our being and at the same time we are ourselves the water that sate the thirst.

M.C.F.A.

Dos Fragmentos de Hermenéutica

Para María Clara...

"Los primeros años"(*)
Masha Káleko, 1.947 (Berlín)

"Expuesta...
Navego en la lejanía
Navego hacia la orilla
En un bote de la noche.

En una nube
Me protejo de la lluvia
Y en una colina de arena
Me escondo de un viento furioso.

No se puede depender de nada,
Únicamente del milagro.
Y comer los frutos maduros del anhelo.
Y beber las aguas de la sed,
La sed de la fuerza...

Como un forastero... en letargo ante lugares inalcanzables.
Me congelo a través de años oscuros.
Y en el camino a casa
Escojo el amor para mi".

I

...Recordé anoche a Sabina, la pintora suiza, la recordé a través de los ojos de otra pintora, "Es extraño pensar que podemos recordar cosas que aún no sabiamos(1)", yo la conocí en un libro cuando era todavía un adolescente, y años más tarde la reconocí, reconocí a Sabina cuando ya la había olvidado casi. Sabina trabajaba sobre la base de una teoría muy particular sobre los sentimientos; algunas personas podían ser ellas mismas con todo el mundo, y otros solamente con aquellos que amaban, pero Sabina creía que ella podía ser ella misma solamente con ella misma, y a veces, nisiquiera. Su camino por el mundo estaba determinado por la muerte, pero no por una muerte cualquiera, no es una muerte metafísica, ni tampoco una muerte de escritor... No era una muerte que se moría, sino en la que uno se imaginaba enterrado, como si uno todavía se pudiera reir después de morir... La muerte propia era una carcajada desgarradora, y tal vez esa fue la soberbia del Rey David -dice una leyenda hebrea que él era el único ser humano a quien le fue anunciado el día de su muerte, se iba a morir en Shabbat, pero el Rey David sabía que el ángel de la muerte no se podía llevar a un judío en el Shabbat durante el estudio de la Torá, así que no separó sus ojos del libro sagrado durante todo el día, pero el ángel de la muerte se enfureció y empezó a agitar los árboles alrededor, y el Rey David salió de su morada para poder concentrarse, sin dejar el libro ni siquiera mientras caminaba; el Rey David se tropezó y en ese momento dejó de mirar el libro por un instante, durante el cual el ángel de la muerte se llevó su alma(2). Me gustaria pensar que él se tropezó no con una piedrecita, porque entonces sonaría como un cuento de borrachos, me gustaría pensar que se tropezó con la raíz de un árbol, y aún más, que se tropezó con la raíz del árbol de la ciencia. Pobre David. El consejo celestial, ese mismo que establecería el Reino de Dios en la tierra con la ayuda de Lenin y Stalin, había decretado que la construcción del Templo no se podría retardar ni un solo día, y que ya era hora que David entrgara el Reino a su hijo Salomón, en un giro inesperado, finalmente la Providencia Divina se entregó al afán y la angustía. Pero Sabina carecía de tal soberbia, y por eso no le interesaba el Reino de Dios, ni tampoco le interesaba responder las cartas del hijo de Tomás; y mucho menos le interesaba la muerte metafísica del hijo de Stalin, que murió en el momento justo antes de su propio suicidio por haberse rehusado a limpiar su propia mierda en el campo de detención alemán; y el asunto del Reino de Dios me recuerda también que Sabina tampoco era suiza, era checa, educada en el realismo comunista, que cosa podría ser más estupida que un regimen totalitario donde se toleraba el arte y no solo se toleraba, sino que también se había convertido en uno de los elementos claves de la línea del partido.

Sabina odiaba las películas comunistas, únicamente porque todos los finales eran felices y ella pensaba que había allí una gran traición al arte, especialmente al arte moderno, e incluso era tan radical su disgusto que prefería la vida real del comunismo, donde se comía mierda, y la mierda te la llevaban a domicilio, así que no era necesario buscarla ni encontrarla, y Sabina prefería todo eso a las fantasías comunistas. Había algo real y profundamente humano en los domicilios del partido comunista, que estaba totalmente ausente en las películas. La ausencia de las antinomías de la libertad, en las que eramos obligados a ser felices porque no eramos capaces de hacerlo por nuestra propia cuenta; el Reino de Dios no se podía demorar un día más, lo mismo pensaron los primeros lectores de Marx, eso si, desde la comoda situación de la universidad alemana, y probablemente aquellos que fueron salvados en contra de su propia voluntad, hubieran preferido siempre buscar y encontrar la mierda, a la monotonía de los domicilios. Probablemente así se siente la eternidad. Cuando conocí a Sabina, ella era mucho más jóven que la pintora checa, pero la reconocí por la picardía de su elegancia, por la seriedad sobria y aguda de su sentido del humor y aún más, porque no tenía miedo a la muerte sino a la vida, la alternativa romántica le parecía demasiado fácil y la moderna, demasiado mendiga. Pero nunca nadie había visto a Sabina, ni tampoco había leído sus cartas, "yo vine a Jerusalem, únicamente para conocerte", eso dijo la última vez que la ví. Hasta anoche, cuando la ví de nuevo en las palabras de otra pintora, incluso más que jóven que la propia Sabina actual. Y no era como ver a Sabina de nuevo, porque esa Sabina era una falsa copía de lo que vería más adelante, sino era más bien como saber que las dos Sabinas eran mas fuertes que la imagen original, era como si ellas fueran la imagen verdadera que finalmente terminó por falsificar a la original.

(*) Mi propia traducción.
(1) "Strange, Strangers", cuento corto, Agosto de 2005.
(2) Talmud Babilonio, Tratado "Brajot".


Monday, August 10, 2009

Letter to Yussuf

My dear Yussuf,

You could not find a time more proper than this to step out of your silence and delight me with your everyday words - they become everyday at the expense of a strong bond in fragility. Many thanks to you for providing me with the contact details of Alex, I will proceed to contact him shortly. I do hope to come to Vienna to meet all kinds of old friends, even the ones already forgotten and that no longer bear an imprint in the heavy suitcases that I carry along through the world, the fragments of incomplete pastnesses, the Zerrissenheit, the broken spell of a dialogue going on between me and others, the intensity of language applied to life. There are those moments that I can already throw into the infinite past, the absolute past, the past previous to all experience and to all thought, to all experience of truth and reality but on whose basis everything is construed, it is the pre-condition to enter the world.

My pain at the moment is irrational, it is the most radical leap of it I have reached ever since we met, it is an absolute turning point where separate ideas -love, experience, the world, become intertwined to be lost once again, I am impressed at the fragility of human bonds, at their very possibility, you can sometimes knock on the door of a human person, and sometimes not. First there is everyday contact (this contact is Messianic), then it is followed by casual contact (this contact is always the refinement of a question posited before) and then at last comes the fragile, so fragile, human bond. It is the most unfulfilled promise of our age to be able to create a world of our own in which it is possible to trascend this fragility in the same way that European revolutions attempted to trascend social structures (this aim in mind is what we call radical needs), precisely what German Jews never succeeded in, in "emancipating" themselves as a group and not merely as individuals. The human bond is like the dialectics of love in Hegel (and in Adorno and Gillian Rose, basically in Plato most of all) when he speaks about master and slave - there´s no equality in love, there´s only mercy, they can be merciful or either they can be merciless... The mercy of everday contact is the retaining of an image, cutting it out of reality back into the sources of the infinite past, in casual contact there´s mercy in curiosity, in being curious even if in detachment yet, from the person himself... In the fragile human bond there´s no mercy... Then some other things come... Love shatters the present because it is bidimensional... The desire to obtain this love throws everything into the future, and the fear of losing it refers us in some orientation toward the inifnite past, the memory, the remembrance of the original image of the human bond, of love, that pre-condition us always. It is universal in that it contains all your dimensions, except the present, the emotionally abstract present and the concretely present present... The essence is maintained in every instance of love, it is preserved, it is the same original image, the Urbild, but existence is always an image "immediately indeterminate", to use the terminology of Hegel.

I understand so well this of feeling safe with a certain person, those are the only safe moments, not because there´s no abyss before you, but in that the whole space of the abyss is what you turn yourself into. Everything else always stands right before that safe moment of the fall. But in order to fall, we can return to Arendt again, she said once at the Gaus interview that for her the choice of philosophy was to choose between either studying philosophy and understanding or throwing herself into a river. Certainly all of us in this world yet, have chosen philosophy over the river and have come to think that it was preferable to choose the river, but what when you are yourself the river? It is a moment for a big jump, and the jump must always have a particular moral character, and because this is so very difficult we often drown in the river... We drown because the moral jump is often confused with the aesthetic jump, and the only consolation for the aesthetic jump is not our lived life, but only death (and this is all about Heidegger´s politics). At the same time we try to hold, to hold on, to what is on the banks of the river, but we can´t return unless they jump to. We have to take those bonds and those moments and throw them into the line of time, in order to grab them once again, and we have to be sure that this is going to happen, no matter in the eyes of which person or th e hands of which bond. We have to make sure that nothing is lost, but that the recollection is resultless quantitatively, it only bears fruits as the quality of something else derived from one same source.

María Clara and Santiago also studied at the Lycee Francaise in Bogotá and have been through the bourgeoisie, but in very different but equally radical moves, have stepped out of it. You can´t imagine what this means for their own world-politics, quite different from us. The refinement of the fine characters, ah? There´s some classical pattern about this all. So much we still need to say. In the last month all my thinking about the present has advanced so much, for the first time it has become something real for my own experience. But you are definitely missing as a partner in conversation. We will all meet in Paris this year and no later. María Clara spoke to me about you last night and after my stories she realized that you were for me the Sabina painter of Kundera´s book, she has such clarity of ideas about your elegant melancholy, your curiosity, your humour, it was a moment of revelation for me. I don´t know either where to find the money for myself, so necessary, for drinking and living, so useful for love... But something will come. About the drawing or small painting: I need it so much, I need it like I need air or smoking, I desperately need it, it is the only way left for me to get hold of an image whichever in order to be able to go on with my work. I don´t think I can tell you much about the character, but imagine yourself or me when we were younger, when we were in England for example.

Saturday, August 08, 2009

"¿Dónde estamos en casa?" Sobre necesidades radicales y antinomías (Parte I)

Para María Clara, David y Santiago
"Lo único que cuenta es ser total y absolutamente del presente"-Karl Jaspers

Asociación con Ágnes Heller

PARTE I
Consideraciones Generales: Lo Romántico y lo Posmoderno

"¿Dónde estamos en casa? Cada uno de nosotros en el mundo de nuestro destino autoescogido y compartido." Á. Heller, "Where are we home?", Thesis 11, No. 41, 1.995

En esta ocasión me referiré a un texto de Ágnes Heller publicado en 1.995 en una revista filosófica y con cuya última frase he decidido encabezar este ensayo, como si a manera de conclusión básica o principio fundamental en base al cual construir un argumento -nada podría estar más lejos de mi intención, y me guiaré tanto por la estructura de argumentos filosóficos contemporáneos como por las experiencias personales, cotidianas, genéricas o históricas, propias y de otros, ciudadanos del espíritu de la época con quienes he tenido la posibilidad, y a veces la imposibilidad, de compartir estas experiencias desde una perspectiva prevía a la reflexión propia de los filósofos, sin embargo mediadas por la estrechez de los vínculos humanos y de la comunidad imaginaria que en cualquier lugar del mundo comparte los mismos relatos acerca de su experiencia fundamental del mundo. La pregunta "dónde estamos en casa?" no constituye una de las eternas preguntas de la vida heredadas a la hermenéutica por la metafísica, y si pudieramos localizarla temporalmente se habría planteado más que nunca durante el periodo Romántico y en el curso de lo que vagamente se llama hoy posmodernidad, mediado por el claroscuro del periodo en el interín, las promesas incumplidas de la modernidad junto a un arreglo social completamente nuevo, la mayor revolución política de la historia al lado de los fracasos sociales y humanos de una "politique pour la politique", etc.

Ambos momentos históricos tienen una periodización que diriamos es erronea, pues ni el Romanticismo ni la Posmodernidad corresponden a movimientos intelectuales o culturales con un contenido específico, se encuentran diluídos en una tendencia historicista nacida con las ciencias sociales y asociada a nociones de progreso, en la que se "agrupan" momentos históricos unos encima de los otros con el mismo optimismo con el que se cuantifican grupos étnicos en extinción, en algun lugar remoto del globo con sombreros exploradores, teléfonos satelitales y computadores portátiles.La cuantificación histórica es un proceso de acumulación similar al reciclaje, y con esto no trato de decir que había instintos ecológicos en la filosofía de Hegel, sino que el método sigue un proceso similar al de la acumulación de capital en las diversas estructuras y fenómenos que llamamos "Capitalismo"; este reciclaje es un proceso y un ideal negativo -igual que el análisis dialéctico, y cuyos límites concretos nunca existieron. La acumulación no puede conservar la idiosincracia de elementos particulares pues su objetivación es siempre la totalidad del concepto, una figura genérica que puede ser interpretada y experimentada por todos los ciudadanos del tiempo este u otro, lo que en tiempos pre-modernos conocimos como "sistema". En este sentido, mi contención es que los momentos históricos son cualitativos, pues no simplemente "agregan" conocimiento a la experiencia del mundo sino que transforman, a veces con singularidad radical, el espacio invisible del presente orientando el conocimiento del pasado y la expectativa del futuro, "Podemos bien estar parados en uno de esos momentos decisivos de la historia que separan unas eras de las otras. Para los contemporáneos involucrados, como estamos nosotros, en las exigencias inexorables de la vida cotidiana, las líneas divisorias entre una era y la otra se tornan difíciles de ver cuando son cruzadas, es solo una vez que son cruzadas que las líneas se convierten en muros de concreto e irremediablemente cierran los canales del pasado"(1).

Una de las preguntas más importantes del movimiento Romántico fue, si era posible de alguna manera para el hombre encontrar su hogar en el mundo; y fue así mismo una pregunta que se formuló con singular intensidad mucho antes de que el pensamiento europeo se declarara en alerta por haber perdido su hogar en la Europa continental -el caso de Inglaterra fue muy diferente, acompañado de las grandes expediciones marítimas y la filosofía utilitarista. La nostalgia del hogar con su máximo representante en Novalis, circuló por el mundo de las letras simultáneamente con otros grandes momentos históricos como la Reforma, el descubrimiento del tiempo secular y la revolución científica que hizo temblar no simplemente la tradición occidental de filosofía y teología (que se vino abajo unos siglos más adelante) sino el concepto mismo de Europa: Los intelectuales, al igual que durante el humanismo renacentista, empezaron a mirar hacia la Grecia clásica no solamente como fuente de inspiración sino también como "topos" predilecto de la imagen universal del hombre -esta aspiración clásica no se limitaba a la imitación de obras de arte, sino que se extendía a los conceptos ideales de morales, belleza, carácter y obviamente, a las instituciones políticas. Esto no es nada nuevo, pero se torna paradójico al haber olvidado que la fundación de Europa no como una comunidad de pueblos sino como un concepto histórico-político con planes expansionistas y una fe universal, se remonta a la Edad Media con el triunfo de la Iglesia Católica y las teologías políticas de San Agustín y Santo Tomás de Aquinas; esta Europa constituía "el mundo" y de mano de la teología este mundo más alla de la comunidad "concertada" de la polis, era un puente instrumental entre el Estado y la Salvación. Los trabajos filosóficos e históricos de los griegos se conocieron a través de las traducciones árabes y se integraron en la escolástica tradicional siguiendo los rigurosos métodos de la metafísica cristiana.

El retorno a Grecia no significó el abandono del Cristianismo sino más bien la erosión causada inicialmente por la Reforma, entre los principios de autoridad y la orientación de la tradición; se buscó en Grecia una fuente aún "más antigua" de autoridad basada exclusivamente en la razón. La nostalgia del hogar está ligada a ciertas actitudes respecto a la experiencia del tiempo en terminos universales; por ejemplo no aparece por ninguna parte en el teatro barroco o en la producción literaria de Shakespeare, pero retoma con singular fuerza durante el Romanticismo una pregunta esencialmente cristiana sobre la utilidad del mundo: La comunidad cristiana es de acuerdo a Ernst Bloch, la comunidad de Dios en el futuro, eternamente insatisfecha con el presente; en este sentido, el mundo solamente tiene valor como puente, es un valle de lágrimas, el escenario de los sufrimientos del cristiano, un mundo que adquiere su valor solamente en su relación fortuita a la vida eterna y a la salvación, pero que no puede ofrecer ninguna de las dos, funciona únicamente como un aeropuerto o una estación de trenes. Esta experiencia es radicalmente distinta a la de Grecia, donde no existía la ansiedad frente a la muerte, el griego estaba en casa en el mundo de la polis y este mundo constituía la totalidad del universo y por ende era el topos único de la experiencia humana. Al mirar hacia Grecia el Romántico no abandonaba Europa, pero resolvía el problema del mundo, encontrando sus orígenes y su morada en una fuente de autoridad moral y legal prevía a la europea y por consiguiente trascendía los límites de la legitimidad propia más alla de las fuentes históricas, desarrollando una narrativa auténtica con referencia a un pasado absoluto.

Las grandes narrativas políticas de Alemania por ejemplo surgieron en medio de la conmoción romántica sobre el hogar perdido, y más adelante sobre su restitución, retomando simultáneamente dos cordones umbilicales, el de la tradición teológico-política cristiana con su misión universal en el tiempo y el de los políticos griegos con sus paradigmas de acción y libertad dentro del espacio concreto de la vida, estableciendo el destino auténtico del presente dentro de un marco espacio-temporal específico. El culto a la naturaleza y a la vida pastoral, la introducción del termino "orgánico" y "científico" en filosofía y la categoría de "necesidad" en el estudio filosófico de los procesos históricos (aunque ninguno de estos fenómenos es exclusivo del Romanticismo) terminaron por darle vida a estas narrativas; pero es muy probable que una vez perdida la noción del hogar sea imposible recuperarla como conciencia universal y sea necesario embarcarse en un proyecto humano mucho más ambicioso, y esto fue precisamente lo que Europa hizo. El hogar se vino abajo en el momento de su fundación. Pero la pregunta romántica como tal, ha perdido su validez en tanto que pregunta espiritual en general al ser una pregunta fundamentalmente política para el hombre contemporáneo; el no tener un hogar (diferente de una casa) ya no es una situación ontológica individual, es una situación concreta (dependiendo del tipo de hogar al que uno se refiera, cuestión que trataré más adelante) en la que retraerse del mundo para preguntar "¿dónde estamos en casa?" necesariamente implica la perdida de la experiencia cotidiana que es la condición sine que non de la historicidad del hombre moderno. Es una pregunta ambigua, por lo menos la que formulan los modernos, y no es una pregunta que pueda formularse ontológicamente pues la formulación misma requiere de un cierto tipo de actitud de reflexión hermenéutica, biográfica y temporal. Más allá del valor psicológico objetivo como pregunta terapéutica, es una pregunta que define en el nivel más básico, nuestra capacidad y no solo el mero potencial, de movernos en el mundo.

(1) Arendt, H. "Responsibility & Judgment", 2003, p.259.

Friday, August 07, 2009

Ágnes Heller´s fragment on Love

From "Everyday Life", Part II (The everyday and the non-everyday)

...When I say "I love you" to someone, my emotion becomes external to me, it is set to work in someone else´s individuality, and may transform its future course (whether my love is accepted or not) and at the same time it transforms my own individuality. A specific love (with specific emotional and moral content, with specific attitudes and behaviour) is related to an objectivized world-order, to the erotic conventions of the age, its emotional expectations, and so on....

Tuesday, August 04, 2009

Notes on the Order of Love (II)

The inquiry about love, in this case, is of a political nature -in that it is not a neutral question of aesthetic theory about the value in general of love as a sentiment as for example in poetry and art, it is not the concept of love alone as the result of methodological reduction to the simplest possible factors or to the most basic atomic units in the style of the "separation of the omelette into the eggs again" typical of Biblical criticism, call it phenomenology or ontology; there is no quest after the things themselves or the things by themselves. The main issue at stake is the relatedness of this "emotion" as a bridge between actual everyday people in their experiecing of the world, how are they affected by it in the most general possible sense and not in the specific tense of their own individual relations to themselves; for in discussing the problem of love it has been an age-old Christian sin to become oblivious of the world as the field par excellent where the works of men are bequested to posterity and where their deeds are remembered. Here one should remark that while it is true that value and meaning remain philosophical categories and terminologies, they do not constitute the main bulk of the aim, which is ever since Plato left as truth, and again ever since Plato, not left a neutral field.

Thus, the question of love retains an orientation as a question of the nature of the world in a non-hierarchical manner and also a question of the value and situatedness of experience. Firstly I attempted to tackle withal, following Arendt in that social concerns cannot be too tainted by politics in the rationalist sense, meaning, these are not concerns of public administration nor of public life and they must remained confined to the realm of individual acts of love. There is already some clarity in that love is the socializing factor par excellence, through which men leave their fundamental existential solitude and are able to enter the world, either instrumentally or in itself, to derive pleasure or joy from it, the difficulties arise when we are comfronted with the again lonely life of men in particular and how without the relatedness to God, love can be experienced in private either as usage of something/somebody or enjoyment for its own sake, or both. If sentiments are only public -this is already an oxymoron, then we fall again back into the solipsism of "mood" in lieu of emotion, therefore all emotions turn into something necessarily socialized and become unauthentic for the private self, whoever he is. If emotions at all unauthentic they do not constitute a driving force for human beings to enter the world of experience, because all sentiments then are necessarily obligated to be expressed in the same terms that objective political opinions are and become thus irrelevant as a passage-way to enter the world since they are construed only in the objectivity of the whole of human relationships in this network that since Augustin we call the world, and therefore all works and deeds of men are absolutely external to their condition as conscious selves and would construe themselves only in public life and this would immediately render the general character of thinking into an absolutely pointless a priori that at any event could be grasped only upon entering the world and invalidate all the pre-conditions of experience, such as the basic facts with which one enters the world as an individual and leaves it once again as a denizen thereof.

Notes on the Order of Love (I)

-...A mathematician, I told to myself this morning after awakening in the rain and sitting next to the heating as though the light hours were still part of the same night on and on, perhaps one single night going on since Thursday evening, at least for me. And the fascination of the
strangers´ comfort never ceases to cheer me, as I go over and over the painter's line "You've become the eternal motif behind all my paintings". Then it takes me back to myself, with the Kingdom of God on earth... It's quite a pleasure not really having figured your intentions if any at all, for it leaves the "motif" of the painter's statement in the most abstract and contemplative terms...

- ..."You never cease to amaze me," said the mathematician to the philosopher. Awaken in the rain, did you? Were you so overcome with fatigue on the way home that you decided to spend the night on a park bench instead? I am still trying to make sense of Christmas eve, your
letter, and what all of this has to do with the Kingdom of God...

Ari Akermann and Guy Berger, December 2005

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Taking up a subject after almost entirely abandoning for three years is not always an untimely enterprise, specially for those who adhere so knowingly to what once said Etienne Gilson, "A man of seventy-five should have many things to say about his past, but... if he has lived only as a philosopher, he immediately realizes that he has no past", thus perhaps this is relevant only to the philosopher as such, it is not a matter of professional precision but of a certain attitude from the part of the maker, and this maker is certainly not a doer -the Platonic difference between the truth of the poet and the everyday concerns of the public man. The initial pursuance that led me to this impossible enterprise to write about love from a reflected postmodern perspective(1) and in the light of the political facts of our times, had manifold but yet uncertain motivations that I have more clearly developed in the years that followed. The issue at stake has gone far beyond a technical question about the uncommon usage of the term "love" in selected texts of Hannah Arendt and disturbingly it has become a pivotal question of general philosophical value, bearing in mind not its application as such -e.g. the abstract definition of love as attempted by moral philosophy and by natural theology in establishing the relatedness of love to the life of the human person in general, this question has been sufficiently dealt with in Christian anthropologies and similar hermeneutic exercises since antiquity, that is, a global question about the position of man in the world. The initial inquiry was not necessarily tied up with the currents of political theory/philosophy but derived from an older ontological position about the value and structure of the "world" in certain philosophical discourse. I have since long abandoned that positing of the problem because the question over the meaning of the world is in nature vertical, that is, a hierarchical tree of problem-solving and thus leaning toward the analytical attitude of "finding the fallacy" through a method that comes closer to a race where obstacles are overturned in order to comfront "pure, untainted truth" and this is but absolutely pointless in the quest for general knowledge, which is the only type of knowledge philosophy is aiming to, a panoramic about the situation of man in an age or another, rather than the positing and solving of timeless "life questions".

Before returning to the topic of love, some words on the general object of philosophy are in place. It is beyond doubt to philosophers in general (at least in the continental tradition, whatever the term might mean nowadays) that first and foremost philosophy is not a scientific discipline with the burden of bearing results because its knowledge is not specific in anyway, and more than a discipline we are speaking of a certain particular attitude intertwined with the historical situatedness of man, an attitude so general that the whole realm of knowledge of the specific relies upon it. Philosophers are not scientists and thus, their concern with truth is not bound to the particular data recollection or whether X is truer than Y, instead, the problem is posited in terms of the possibilities available to man in order to think out any statement or proposition regarding X and Y, considered as sub-units within the larger group of A bearing in mind the aporetic nature of X and Y as autonomous units at all in so far as they are concepts burdened by a historically-binded traditions and never or at least not anymore thought of as timeless concepts. The paradigm is certainly postmetaphysical and historical, but not historicist -does not follow a model of endless progressions either into apocalypse/salvation or into an ever increasing augmented perfectibility in deed or thought (corresponding to what was proposed by both Christianity and Rationalism). Things no longer follow the rule of necessity, however they are necessarily coherent in terms of the consequences of certain action opposed to another, but the outcome remains a contigent result of both historical processes, existential decisions, moral actions and perhaps, a sort of faith unbound by any traditions.

The belle-epoque of science obligated philosophy to withdraw from the absolutist positions inherited from its age-old marriage to natural theology, into positing specific questions with concrete solutions for man in the abstract. With the emotional impoverishment of our age that has decidedly replaced character as a category in classical moral philosophy with the prevalent "mood" of certain rather exaggerate hermeneutic models, all the theories of man have been overturned either to fit the scheme of revolutions or the despair of skepticism, and so far none of this theories, apparently coined by the hand of aesthetics and political philosophy with the claim of practical philosophy, have ever become applicable to any man in specific. What looms at large is that albeit philosophy is not an experimental discipline or attitude (no attitude is ever experimental, attitudes are always intuitions about a certain possibility and carry the utopian drive of a certain ideal situation posited as a paradigm and never as an ideal life-situation lest it be a borderline one), the struggle of modern thought has remained one in which there is a clear but not cleared ambiguity between the structural aspect of knowledge´s order and the experiential character of the world -experiental and not experimental, experience is in itself a reflection over the struggle between the ever elusive present and not yet consumated past, while an experiment is an unauthentic insertion of a pattern into an ever so immutable life-world. As a general trend there is a primacy of experiential hermeneutics over structural epistemology. Yet, all in all, it is not a theory about experience because such an enterprise demands to handle more information than what is available to thinking alone, this is to say that it is the experience of everyday men and women of the world that constitutes the sole object of inquiry and not the conceptual aggregates that build up into an anthropology of man.

(1) Referring to an strictly modernist position as elaborated by Agnes Heller, postmodern as an hermeneutic-historical position before an all-too-self-assured high modernism, rather than postmodern as an ontological situatedness of mood in lieu of condition.